martes, 27 de diciembre de 2011

#4: Libres y distintos


Querido(a) tú:


Recuerdo un día que estábamos vos y yo sentados frente al lago. No hablábamos, tan solo mirábamos el agua, los árboles, la gente caminando en los alrededores ¿Lo recordás?, tal vez sí. Fue ese mismo día que después de aquel silencio te dije que ya no creía en que la gente podía cambiar, que algunos podían hacer el intento, pero que a la larga la esencia de su espíritu los volvería a esa realidad que de algún modo los aprisiona. Aún siento cómo tus ojos me miraron y me hostigaban a cambiar de idea, de pensamientos. Pero sabes como soy: o puedo ser muy abierto y flexible o el más cerrado de todos. En aquel momento fui el más cerrado de todos, y creo que aún lo soy con respecto a ese tema.

La gente no cambia. No puede cambiar. Lo intenta. Mejora sus versiones; pero en definitiva no cambia. Es como agarrar un pedazo de madera e intentar pulirla y darle cierta forma. Poco a poco la madera tomará la forma y se irá pareciendo a otro objeto, ¡pero jamás dejará de ser madera!. La gente es igual, al menos en mi mundo, con mis ojos, se lo ve así. Sin embargo algunos pueden pulir su personalidad y parecer distintos, incluso arriesgando a usar la palabra «cambiados».

Hoy me he acordado del día en el lago y de tú mirada, y creo que es porque el modo en que me mirabas -como intentando cambiar mis ideas- me hacía pensar que estabas tan seguro(a) de conocerme que te jugabas la vida que cambiaría de idea. Pero ¡no!, si lo recuerdas, tan solo volví a mirar hacia el lago, hacia los pinos del fondo, sin tocar el tema.

Te podría decir que tampoco yo termino de conocerme nunca. Hay días que me sorprendo de mí mismo, de las miserias que me afloran, o de las figuras de florete que mi lengua dibuja para aplicar en situaciones de diálogo con otras personas. Soy como una «Caja de Pandora» en constante cambio, como un viajero en universos paralelos, como una célula en pleno acto reproductivo. Pienso que quisiste atraparme, saberte seguro(a) de que con tú mirada mi pensamiento se amoldaría, pero no, no fue así, ni mi pensamiento ni yo somos esclavos, todo lo contrario, siempre somos libres y distintos.


Yo.

4 comentarios:

  1. Te podría decir que tampoco yo termino de conocerme nunca... Esa frase me golpeo como puño cerrado en el estomago, a veces quisiera medir o calcular mis reacciones, esas sutiles, esos sentimientos que quizá no comparto con palabras, mas no logro encontrar el cable que los estira o los afloja =)
    Me estan encantando estas cartas Migue, lo bueno que empece del principio sin mirar lo último.

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    1. Y cuando creemos conocernos descubrimos una faceta desconocida que hecha por tierra nuestras creencias tan respaldadas.

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  2. Así es Migue, somos cambio continuo la mayoria de las veces sin voluntad jajajja

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  3. La gente puede llegar a cambiar si le pasa algo muy fuerte. Muy dramatico, o algo que los puede llegar a incomodar en su vida diaria.

    Un ejemplo comun Cuanta gente ha dejado de tener malos habitos (alcohol drogas por ejemplo) porque sus parejas, flias amenanzan con dejarlos o dejarlas?

    "life changing experience".

    La gente puede cambiar, pero tiene que tener un motivo muy pero muy fuerte para hacerlo.

    Yo he cambiado, desde que vivo aqui. He tenido que cambiar para poder adaptarme, sino me hubiera tenido que volver al minuto. La gente que no cambia, regresa, no aguanta, intenta entender, pero no se trata de eso, se trata de a pesar de no entender, aceptar.

    Y eso de conocernos...uno no se termina de conocer nunca.

    Saludos,

    Petra

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